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Propuesta de Argentina y Brasil Para Crear Una Moneda Común: 

Por Qué es un Error y Cómo se Puede Crear Una Moneda Común y un Mercado Común del Hemisferio Americano 

Walter H. Bruckman

Universidad de Puerto Rico

Recinto de Cayey

Departamento de Ciencia Sociales

8 de febrero de 2023

Recientemente Argentina y Brasil han anunciado su intención de crear una moneda común entre ambos países. Esto es un error que revela que, después de más de 200 años de haberse escrito La Teoría de Las Ventajas Absolutas de Adams Smith 1776 y La Teoría de Las Ventajas Comparativas de David Ricardo 1817, sobre el comercio internacional, no se entiende la forma en que funciona el comercio internacional basado en las ventajas absolutas de Smith o las ventajas comparativas de Ricardo. Y no se entiende desde tres aspectos distintos: 1. No se entiende por qué un comercio internacional basado en las ventajas comparativas es superior a un comercio internacional basado en las ventajas absolutas.  2.  No se entiende la relación que existe entre el establecimiento de una moneda común o el establecimiento de tasas de cambio fijas y el establecimiento de un comercio internacional basado en las ventajas absolutas. 3. Por la misma razón tampoco se entiende la relación que existe entre el establecimiento de tasas de cambio flotantes y el establecimiento de un comercio internacional basado en las ventajas comparativas. 

No lo entendieron los que crearon el sistema de tasas de cambio fijas de Bretton Woods en 1944, estableciendo sin darse cuenta un comercio internacional basado en las ventajas absolutas que es inferior al comercio internacional basado en las ventajas comparativas. Es por esa razón que cuando el sistema de Bretton Woods fracasó y llegó a su fin en 1973 y se estableció un sistema de tasas de cambio flotantes en 1976, se expandió el comercio internacional de Estados Unidos aumentando sus exportaciones de alrededor de 5% a alrededor de 13% en 2016. Esta expansión ocurrió debido a que el establecimiento de tasas de cambio flotantes desarrolló el comercio internacional basado en las ventajas comparativas, en lugar de un comercio internacional basado en las ventajas absolutas. Ver Gráfica A.

Tampoco lo entendieron los que crearon el mercado común europeo en 2002 con una moneda común, estableciendo sin darse cuenta un comercio internacional basado en las ventajas absolutas que es inferior al comercio internacional basado en las ventajas comparativas y que permanece hasta nuestros días.

Por último, tampoco lo entienden los que en este momento pretenden crear una moneda común y un correspondiente mercado común entre Argentina y Brasil con el objetivo a largo plazo de extenderlo al resto de américa latina. 

Grafica A

A continuación, vamos a discutir estos tres aspectos que no se entienden sobre la forma en que funciona el comercio internacional basado en las ventajas absolutas de Smith o las ventajas comparativas de Ricardo y por qué la propuesta de Argentina y Brasil para crear una moneda común es un error. A partir de la compresión de la forma en que funciona el comercio internacional, nos proponemos ofrecer un paradigma sobre la forma en que se pueden alcanzar el objetivo de una moneda común y un correspondiente mercado común para los países del hemisferio americano.

¿Por qué es un error el establecimiento de una moneda común entre Argentina y Brasil? Si Argentina y Brasil lograran tener éxito en establecer dicha moneda única, se estaría generando un comercio internacional entre ambos países basado en las ventajas absolutas y no en las ventajas comparativas. El comercio internacional basado en las ventajas absolutas es inferior al comercio internacional basado en las ventajas comparativas.

Como veremos más adelante, el comercio internacional basado en las ventajas absolutas tiene como desventajas que no genera el máximo de productividad del trabajo en los países que comercian y, además, genera desequilibrios permanentes en las balanzas comerciales de los países que comercian. 

Como veremos más adelante, el comercio internacional basado en las ventajas comparativas es mejor que el basado en las ventajas absolutas porque genera el máximo de productividad del trabajo y, además, tiende en el largo plazo a mantener el equilibrio en las balanzas comerciales de los países. 

El comercio internacional basado en las ventajas absolutas surge cuando se establece una moneda en común, como en el caso de la Unión Europea con el euro a partir del 2002 hasta el presente, o cuando cada país tiene su propia moneda y se establece un patrón oro con tasas de cambio fijas entre las monedas que a su vez tienen tasas de cambio fijas con el oro, aunque en la práctica los países no honren la conversión de las monedas con el oro. Tal es el caso del comercio internacional a partir de los acuerdos de Bretton Woods con el dólar desde el 1944 al 1973. Obsérvese que este sistema viola los supuestos del patrón oro clásico de David Hume en la medida en que las ofertas monetarias de los países no se determinan a base de la cantidad de oro en las reservas bancarias de los países y los precios y los salarios no se presumen flexibles a la baja. En consecuencia, no se trata de un auténtico patrón oro clásico. Por consiguiente, este sistema funciona como si se tratara de una moneda única, mientras exista en los países con superávit en su balanza comercial la confianza de que la conversión de las monedas extranjeras con el oro se habría de honrar, aunque en la práctica no se haga el reclamo y mientras exista en los países con déficit en sus balanzas comerciales la capacidad para endeudarse. En el comercio internacional basado en las ventajas absolutas, los países más desarrollados tenderán a tener superávit permanente en sus balanzas comerciales con los menos desarrollados y los subdesarrollados tenderán a tener déficit permanente en sus balanzas comerciales con los más desarrollados. Esto es así porque los países más desarrollados tendrán ventajas absolutas sobre más bienes que los menos desarrollados. Por ende, el volumen de sus exportaciones hacia los menos desarrollados tenderá a ser mayor que sus importaciones. Por el contrario, los países menos desarrollados tendrán ventajas absolutas sobre menos bienes que los desarrollados y tenderán a mantener una balanza comercial en déficit de manera permanente con respecto a los más desarrollados. Para subsanar el problema el Fondo Monetario Internacional (FMI) les prestará dólares para que puedan continuar importando más de lo que exportan y así poder mantener en déficit permanente su balanza comercial, por medio de mantener en equilibrio, a base de préstamos, la balanza de pagos en lugar de la balanza comercial. Cuando la deuda crece y no hay dinero para pagar, el FMI interviene. Para obligar a los países con déficit permanente en su balanza comercial a pagar sus préstamos, el FMI los obligará a recortar los gastos del gobierno (reduciendo los servicios públicos) y a aumentar los impuestos so pena de suspender los préstamos. Mientras dure este proceso de endeudamiento paulatino y perpetuo, el sistema de tasas de cambio fijas se sostendrá y con ello el comercio basado en las ventajas absolutas que no tiende hacia el equilibrio en las balanzas comerciales. Cuando no sea así y, por un lado, los gobiernos de los países subdesarrollados con deudas perpetuas crecientes no puedan oprimir más a sus respectivos pueblos con recortes de servicios y más aumentos de impuestos para pagar la deuda y, por el otro lado, los países más desarrollados con superávit en sus balanzas comerciales comiencen a reclamar en oro sus divisas en dólares a Estados Unidos, el sistema colapsará. Eso fue lo que pasó a Estados Unidos durante la vigencia del acuerdo de Bretton Woods de 1944 a 1973. Funcionó mientras los países confiaban en que la conversión de sus reservas bancarias en dólares se honraría y mientras los países con déficits en la balanza comercial se podían endeudar. Cuando Francia y otros países comenzaron a reclamar la conversión de sus dólares en oro a partir de 1971, el sistema de Bretton Woods colapsó. En otras palabras, este sistema dura hasta que el sistema se satura de deuda impagable por parte de los países subdesarrollados y/o los países desarrollados reclaman sus divisas fuertes (dólares) en oro. 

El comercio internacional basado en las ventajas comparativas surge cuando cada país tiene su propia moneda y se establecen tasas de cambio flotantes entre las monedas. Las tasas de cambio flotantes se modificarán automáticamente para incorporar los cambios en precios debido a la inflación o deflación de precios en cada país. A partir de la finalización del sistema de Bretton Woods en 1973 las tasas de cambio comienzan a convertirse en tasas de cambio flotantes y con ello crece el comercio basado en las ventajas comparativas. Los países subdesarrollados se convierten en países con superávit en sus balanzas comerciales en la medida que, haciendo un poquito de trampa a la libre flotación, devalúan sus monedas con respecto al dólar con el objeto de acumular riquezas (reservas bancarias en dólares) con el objeto de realizar los pagos de su comercio internacional. Estados Unidos se convierte en un país con déficit en la balanza comercial y se va endeudando de forma indefinida en la medida que su moneda se acumula como reserva bancaria de los demás países que compran bonos de la FED de forma indefinida. Este sistema de libre flotación está abocado a colapsar en el largo plazo, en la medida en que los países del mundo vayan perdiendo la confianza en el dólar a medida que su deuda crece de forma indefinida. Como se puede apreciar el sistema de libre flotación de las monedas que permite el comercio internacional basado en las ventajas comparativas está destinado a colapsar en el largo plazo, al igual que el sistema de tasas de cambio fijas o de una moneda común que permite el comercio internacional basado en las ventajas absolutas.

En consecuencia, en el caso de que se estableciera una moneda común y el consecuente comercio internacional basado en las ventajas absolutas entre Argentina y Brasil, eso tendría como consecuencia dos desventajas que son: 1. el comercio internacional basado en las ventajas absolutas no es el que genera el aumento máximo en la productividad del trabajo entre ambos países, 2. el país de los dos que ostente un mayor número de bienes donde tenga ventajas absolutas y donde la suma del valor de esos bienes donde tenga ventajas absolutas sea mayor que la suma del valor de los bienes en que el otro país tenga ventajas absolutas, ese país acumulará un superávit permanente en su balanza comercial con respecto al otro. En consecuencia, el comercio internacional basado en las ventajas absolutas de Smith no es el que genera la máxima productividad del trabajo en ambos países ni el que genera el equilibrio en las balanzas comerciales entre ambos países. Es el comercio internacional basado en las ventajas comparativas de Ricardo lo que permite, no solamente el máximo de productividad del trabajo en ambos países sino además el equilibrio en las balanzas comerciales entre ambos países. Por consiguiente, el aumento en la producción conjunta entre Brasil y Argentina, como resultado del comercio internacional que se desarrolle cuando se crea una moneda única entre dos países, y que es lo que habrán de repartirse al final como beneficio ambos países al especializarse en la producción de bienes, es mayor y se reparte más equitativamente, cuando se establece el comercio basado en las ventajas comparativas que cuando se establece el comercio basado en las ventajas absolutas. 

Vemos pues que, para generar un comercio internacional entre Argentina y Brasil basado en las ventajas comparativas, el cual es superior al basado en las ventajas absolutas, todo lo que hay que hacer es poner a flotar ambas monedas. Es decir, si ponemos a flotar la moneda brasileña y la argentina se supone que la tasa de cambio en el largo plazo tienda a equilibrar las balanzas comerciales entre ambos países y que la productividad del trabajo entre ambos países crezca al máximo. Entonces ¿por qué no funciona? ¿Por qué hay que depender de monedas fuertes como el dólar o el euro para desarrollar nuestro comercio internacional? El problema reside en la inestabilidad (inflación) de ambas monedas. Esta inestabilidad de las monedas surge de que no podemos controlar la política monetaria y fiscal de ambos países que en última instancia está controlada por los políticos en función de sus intereses políticos con el objetivo de ganar las elecciones. 

¿Cuál ha sido la solución histórica a este problema? La solución ha consistido en buscar una tercera moneda fuerte que sí tenga estabilidad y utilizarla para realizar los pagos en el comercio internacional. Una moneda fuerte la definimos como aquella de bajo nivel de inflación y que su gobierno paga intereses que compensan la inflación y que pertenece a una economía que produce una amplia gama de bienes industriales, agrícolas, materias primas, armas de guerra, etc.. Esta moneda fuerte sirve como acervo de valor (reservas en los bancos centrales de los países). Tal es el caso del dólar y el euro. Como consecuencia, los países ponen a semi flotar (flotación sucia) sus monedas contra el dólar o el euro manteniéndolas depreciadas y los superávit en las balanzas comerciales de esos países con monedas depreciadas con respecto al dólar o el euro se reflejan en las reservas bancarias que acumulan esos países en dólares o euros con el objetivo de realizar su comercio internacional, ya que ningún país querrá acumular reservas en la moneda de un país con altos niveles de inflación y que no produzca una gran variedad de bienes. Los países se sienten inclinados a acumular riquezas, es decir oro o reservas bancarias en estas dos monedas (el dólar y el euro) con el objeto de realizar su comercio internacional, porque, al igual que el oro, estas dos monedas tienden a no perder valor. No pierden valor debido a que su inflación es baja y queda compensada por las tasas de interés que paga el banco central de Estados Unidos y el de la Unión Europea y además porque tienen valor en la medida en que pertenecen a economías que producen de todo (bienes industriales, agrícolas, materias primas, armas de guerra, etc.). Pero en la medida en que los países acumulan esas dos monedas como riqueza, en esa medida se alejan de que sus tasas de cambio con esas monedas coincidan con las tasas de cambio que equilibran las balanzas comerciales de todos los países que comercian entre sí y en esa misma medida Estados Unidos y la Unión Europea pueden cobrar una ganancia o impuesto en la forma de una deuda que nunca se cobra mientras los países atesoren estas dos monedas como medio de pagos internacionales en lugar de importar bienes de Estados Unidos o de la Unión Europea. Más aún, Estados Unidos y la Unión Europea pueden cobra señoreaje a los demás países que utilizan su moneda con tan solo aumentar su oferta monetaria, ya sea como en el pasado para financiar la guerra de Vietnam o en el presente para financiar la pandemia de coronavirus. Y pueden hacer esto imprimiendo trillones de dólares nuevos para regalárselos a sus ciudadanos para que permanezcan en sus casas sin trabajar con el propósito de combatir la pandemia. A pesar de que Estados Unidos imprimió trillones de dólares para combatir la pandemia, no se genera inflación, mientras los demás países provean bienes gratis con el objetivo de atesorar los dólares en sus reservas bancarias internacionales. Esta ganancia, impuesto o señoreaje de Estados Unidos y la Unión Europea sería el costo o pago por proporcionar liquidez al comercio internacional. Con el tiempo esta ganancia podría resultar excesiva en la medida en que sigan expandiendo su oferta monetaria y entonces surja la pérdida de confianza en esas monedas. La pérdida de la confianza en los dólares o los euros hace que los países reduzcan sus reservas bancarias en estas monedas y, en consecuencia, alimentan la inflación en Estados Unidos y la Unión Europea. Cuando Estados Unidos penaliza el comercio internacional de Rusia confiscándole los dólares acumulados como reservas bancarias, está generando un daño sobre su propia economía al erosionar la confianza en el dólar del resto de las naciones del mundo que se sentirán inclinadas a reducir sus reservas bancarias en dólares, lo que genera inflación en Estados Unidos.

El Sistema Patrón Oro Clásico Vs el Sistema de Tasas de cambio Flotantes

Hemos visto que el comercio internacional basado en las ventajas comparativas es superior al basado en las ventajas absolutas. Se supone que el patrón oro clásico, según expuesto por David Hume permita el desarrollo del comercio basado en las ventajas comparativas. ¿Cómo ocurre eso? En el patrón oro clásico, según expuesto por David Hume, el oro en cada país cambia su valor, es decir su poder adquisitivo, según cambian los precios de los bienes y de los salarios. Teóricamente eso puede ocurrir si la tasa de cambio entre las monedas se mantiene fija y la tasa de cambio de cada moneda con el oro se mantiene también fija y, además, los gobiernos de los países se comprometen a aumentar o disminuir la oferta monetaria de su país en proporción a la cantidad de oro en sus bancos centrales. Se supone que la reducción en la oferta monetaria del país con déficit en su balanza comercial genere una reducción en los precios y los salarios de forma proporcional y así el oro cambia su valor de cambio (poder adquisitivo) en cada país con respecto a las mercancías que se produce en ese país, generándose un comercio basado en las ventajas comparativas.

Este modelo, sin embargo, parte de dos supuestos que no son reales. Se parte del supuesto de que los salarios y los precios son flexibles a la baja como al alza, lo cual es un supuesto irrealista. El segundo supuesto es que los gobiernos (los políticos) de cada país habrán de ser honestos y sacrificaran sus intereses políticos para honran el compromiso de reducir o aumentar la oferta monetaria según la cantidad de oro que se conserve en sus bancos centrales. En la medida que esto sea así y el oro cambie su valor de cambio en cada país en relación con las mercancías que puede comprar en cada país, en esa medida las tasas de cambio fijas entre las monedas generarán un comercio basado en las ventajas comparativas. En la medida en que no sea así y los gobiernos no modifiquen sus ofertas monetarias según la cantidad de oro en sus bancos centrales y en la medida en que no sea cierto que los salarios y los precios sean flexibles a la baja, haciendo que los países acumulen déficits o superávit permanentes en sus balanzas comerciales por medio de tomar préstamos los primeros y otorgar préstamos los segundos, manteniendo en equilibrio las balanzas de pago en lugar de las balanzas comerciales, en esa medida las tasas de cambio fijas entre las monedas de los países generaran un comercio basado en las ventajas absolutas en lugar de las ventajas comparativas. Y este sistema durará hasta que las deudas de los países deficitarios que ofrecen liquidez al sistema imprimiendo dinero nuevo, se tornen demasiado grandes y se pierda la confianza en esas monedas o hasta que las deudas de los países que toman prestamos para equilibrar su balanza de pagos sean impagables y el sistema colapse. 

A lo largo del tiempo, desde que se comenzó a implementar distintas versiones del patrón oro de 1870 a 1914 y de 1925 a 1931 y de 1944 a 1973 (tratado de Bretton Woods) lo que ocurrió fue que los políticos no siempre honraron los supuestos del patrón oro clásico y, en consecuencia, el comercio internacional que se desarrolló estuvo basado en una mezcla de ventaja absoluta y ventaja comparativa. A lo largo del tiempo, en los periodos en que se ha establecido un sistema de tasas de cambio flotantes de 1918 al 1925 y 1976 hasta el presente 2023, el comercio internacional que se desarrolló estuvo basado en las ventajas comparativas. No obstante, ha ocurrido que los países burlan el sistema de tasa de cambio flotantes, manteniendo sus monedas depreciadas para acumular superávit en sus balanzas comerciales y utilizarlos como reservas bancarias con las cuales realizar su comercio internacional. Pero esta práctica tiene como costo para los países con superávit el señoreaje de Estados Unidos como pago por proveer liquidez al comercio internacional y como costo a Estados Unidos el crecimiento permanente de su deuda externa que en algún momento en el futuro tendrá que colapsar cuando se pierda la confianza en el dólar como consecuencia de la deuda creciente. Entonces sobrevendrá la hiperinflación en Estados Unidos. Como ya señalamos, este sistema dura hasta que los países que acumulan déficit generan una deuda impagable y el sistema vuelve a colapsar. Este es el caso de Estados Unidos en este momento. 

La solución a los problemas históricos descritos en el párrafo anterior radica en establecer un sistema de comercio internacional basado en tasas de cambio flotantes de equilibrio que no pueda ser burlado por los gobiernos o políticos para mantener devaluadas sus monedas y, en consecuencia, permita el desarrollo del comercio internacional equilibrado a largo plazo basado en las ventajas comparativas sin que se generen déficit ni superávit en los países. Eso es lo que nos proponemos desarrollar en la siguiente sección de este escrito.

¿Qué se Puede Hacer Para Generar una Moneda en Común y un Correspondiente Mercado Común del Hemisferio Americano Basado en las Ventajas Comparativas Que Sea Estable en el Largo Plazo y no Colapse?

Si Argentina y Brasil quieren establecer una moneda común internacional que permita el comercio entre las naciones del mundo basado en las ventajas comparativas y que a su vez ningún país con una moneda fuerte pueda beneficiarse al cobrar señoreaje y que además no genere déficit ni superávit en las balanzas comerciales en el largo plazo y que además no genere deuda fiscal en ningún país, debe seguir los siguientes pasos. 1. Debe establecer un Banco Internacional que actuará en coordinación con los bancos centrales de los países para tramitar los pagos que se hagan entre países con la moneda internacional que se establezca. Este banco podría llamarse Banco Central Internacional (BCI). 2. Cada país dentro del mercado común que se establezca tendrá en el BCI una cuenta en la moneda de su país y una correspondiente cuenta en la moneda internacional que se establezca. 3. Debe establecer el número de unidades que se habrán de emitir de esta moneda internacional que podríamos llamar peso internacional (PI) o simplemente internacional y su signo podría ser I o I$ o PI$. 4. Debe calcular para cada país dentro del mercado común que se establezca, qué proporción son sus importaciones del total de las importaciones de los países que integren ese mercado común. En el caso de que el mercado común abarque todos los países del mundo, se trataría de calcular para cada país, qué proporción son sus importaciones del total de las importaciones en el mundo. 5. Debe otorgar a cada país una proporción de la moneda internacional creada, exactamente igual a la proporción que son sus importaciones del total de las importaciones en los países que formen el mercado común o el mercado común del mundo. 6. Cada país dentro del mercado común depositará una cantidad de su moneda nacional en el BCI igual a la magnitud de sus importaciones. 7. La tasa de cambio de cada país X con respecto a la moneda mundial PI$ será igual a (Unidades de moneda nacional X$ en que se miden sus importaciones) / (Unidades de moneda internacional PI$ asignada a cada país). Por ejemplo, la tasa de cambio de Estados Unidos TCUS$/PI$ es decir, del US$ con el peso internacional PI$ sería igual a (Unidades de US$ dólares en que se miden las importaciones de Estados Unidos) / (Unidades de PI$ pesos internacionales asignados a Estados Unidos en el BCI). 8. Cada empresa o individuo del país X que desee importar bienes del país Z depositará en la cuenta de su país X en el BCI el equivalente en moneda nacional X$ del valor de los bienes que desea importar. 9. El BCI, empleando la tasa de cambio TCX$/PI$, depositará en la cuenta del país exportador Z el equivalente en moneda internacional PI$ y el comerciante o individuo exportador en el país Z podrá convertir los pesos internacionales o PI$ en la moneda nacional de su país Z$. 10. Cada país estará obligado a depositar en su cuenta del banco internacional el equivalente en moneda nacional de sus importaciones. Si la tasa de inflación de ese país fuera de 5% y, por consiguiente, el valor monetario de sus importaciones aumenta en 5%, el país en cuestión tendrá que depositar en el BCI (0.05)(monto original de sus importaciones). A los países que participen de este mercado común se les puede exigir un nivel de inflación máximo, por ejemplo, de 10%, o de lo contrario ser sancionados, aparte de tener que depositar en el banco internacional el equivalente a su inflación.

Tasas de Cambio Flexibles vs Tasas de Cambio Semifijas

Las tasas de cambio flexibles se implementarían de forma automática del siguiente modo. En la medida en que cada país X importe bienes del país Z y deposite en el BCI el equivalente en moneda nacional X$ de sus importaciones, en esa medida se irá aumentando el numerador del cociente que define su tasa de cambio con la moneda internacional TCX$/PI$. En la medida en que el BCI, empleando la tasa de cambio, traslade de la cuenta del país X a la cuenta del país Z el equivalente en pesos internacionales PI$ del valor de las importaciones del país Z, en esa medida se irá disminuyendo el denominador del cociente que define su tasa de cambio con la moneda internacional TCX$/PI$. Por consiguiente, en esa medida se irá aumentando su tasa de cambio con la moneda internacional y depreciando su moneda nacional, razón por la cual sus importaciones se reducirán y sus exportaciones aumentarán. En la medida en que cada país exporte bienes, en esa medida se irá reduciendo el numerador del cociente que define su tasa de cambio TCZ$/PI$ con la moneda internacional PI$ e irá aumentando su denominador. Por consiguiente, en esa medida se irá reduciendo su tasa de cambio con la moneda internacional y apreciando su moneda nacional, razón por la cual sus exportaciones se reducirán y sus importaciones aumentarán.

Con el objeto de proporcionar estabilidad al comercio internacional a corto y mediano plazo, se pueden establecer cotas de cambio superiores e inferiores, por ejemplo, de 10% de cambio en las tasas de cambio antes de que el BCI establezca una nueva tasa de cambio.

Este sistema monetario internacional tendría como ventajas el que establecería un comercio internacional basado en las ventajas comparativa que, como hemos señalado, es superior al basado en las ventajas absolutas porque fomenta al máximo la productividad del trabajo en todos los países. Además, este sistema monetario no traería en el largo plazo el endeudamiento del país con monedas fuertes y el consecuente colapso del sistema monetario internacional como está ocurriendo en este momento y ha ocurrido en el pasado con todos los sistemas basados en tasas de cambio flexibles. Tampoco ocasionaría el señoreaje de los países con monedas fuertes sobre los países con monedas que no son fuertes.

Este sistema podrá prolongarse a lo largo del tiempo de forma indefinida sin que colapse el sistema como consecuencia del aumento de la deuda pública del país con moneda fuerte que provee liquidez a comercio mundial y a la misma vez impide que se produzca una lucha de los países depreciando periódicamente sus monedas para sacar ventajas generando superávits en la balanza comercial o de pago.

Ejemplos

Veamos un ejemplo. Las importaciones de Estados Unidos para el 2021 fueron US$2.935314 trillones (Fuente Banco Mundial) y las importaciones totales de todos los países a nivel mundial fue de US$22.66 trillones (Fuente Banco Mundial). Si el Banco Centra Internacional BCI emitiera un total de pesos internacionales igual a PI$10 trillones, entonces a Estados Unidos le correspondería un total de pesos internacionales iguales a (US$2.935314/US$22.66(PI$10) = (0.1295372)(PI$10) = PI$1.295372 trillones. En consecuencia, la tasa de cambio del US$ con el PI$ sería TCUS$/PI$ = (US$2.935314/PI$1.295372) = US$2.266. 

Las importaciones de México para el 2021 fueron US$0.522455 trillones dólares (Fuente Banco Mundial) y las importaciones totales de todos los países a nivel mundial fue de US$22.66 trillones dólares (Fuente Banco Mundial). Si el Banco Centra Internacional BCI emitiera un total de pesos internacionales igual a PI$10 trillones, entonces a México le correspondería un total de pesos internacionales iguales a (US$0.522455 /US$22.66)(PI$10)= (0.023056266548985)(PI$10) = PI$0.23056266548985 trillones pesos internacionales. La tasa de cambio del peso México con el dólar TCMX$/US$ para 2021 fue 20.27. Por consiguiente las importaciones de México en pesos mexicanos serían (US$0.522455 trillones)(MX$20.27)=MX$10.59016285 trillones pesos México. En consecuencia, la tasa de cambio del peso mexicano con el PI$ sería TCMX$/PI$ = (MX$10.59016285/PI$0.23056266548985) = MX$45.93182. 

Ventaja de la Tasa de Cambio Basada en el Peso Internacional Sobre la Basada en el Dólar

La tasa de cambio de equilibrio de cualquier país X con el dólar TCX$/US$, que equilibra la balanza comercial de ese país X con los demás países del mundo con los cuales comercia, incluyendo Estados Unidos, no es independiente de las demás tasas de cambio de equilibrio de los demás países con el dólar. Por consiguiente, el proceso de ir ajustando la tasa de cambio de ese país X con el dólar hasta alcanzar el equilibrio en su balanza comercial con el resto de los países del mundo puede ser demasiado prolongado en el tiempo y, en términos prácticos, inalcanzable debido a los demás cambios que se tienen que dar en las demás tasas de cambio de los demás países para que se pueda alcanzar el equilibrio simultaneo de todas las balanzas comerciales de los países que como hemos dicho son interdependientes. Cada vez que cualquier país X cambie su tasa de cambio con el dólar, estará cambiando la tasa de cambio de equilibrio de los demás países con el dólar. Cada vez que cualquier país cambie su oferta monetaria produciendo inflación o deflación en su economía, estará cambiando su tasa de cambio de equilibrio con el dólar y, estará cambiando la tasa de cambio de equilibrio de los demás países con el dólar. Además, debido a que los mercados de divisas son numerosos, para que un país pueda ver el resultado final sobre su balanza comercial de cualquier ajuste en su tasa de cambio con el dólar, con el objetivo de equilibrar su balanza comercial, puede tomar mucho tiempo en lo que los múltiples mercados de divisas procesan dicho cambio sobre las demás tasas de cambio de los demás países. Es decir, para que un país pueda ver el resultado sobre su balanza comercial de un cambio en su tasa de cambio con el dólar, hecho con el propósito de alcanzar el equilibrio, puede tomar mucho tiempo. Esto es así, debido a las interacciones de ese cambio de su tasa de cambio con las tasas de cambio de equilibrio de los demás países a través de los múltiples mercados de divisas.

Lo anterior es lo que ocurre cuando un país cambia su tasa de cambio con la moneda fuerte que se emplea como reserva de pagos internacionales. Imagínense lo que pasa cuando la moneda que cambia sus tasas de cambio con los demás países es la propia moneda que sirve a todo el sistema como medio de pago internacional. Cada vez que Estados Unidos cambia su oferta monetaria, ya sea que la aumenta emitiendo nueva moneda o ya sea que la reduce sacando de circulación masa monetaria, altera el conjunto de las tasas de cambio de equilibrio que equilibran las balanzas comerciales de todos los países. De esta forma, cada vez que EU altera su oferta monetaria crea déficits o superávits en las balanzas comerciales de todos los países que comercian con Estados Unidos y que comercian entre sí con el dólar. Y lo mismo pasa con el euro o cualquier otra moneda que aspire a convertirse en moneda fuerte y, por consiguiente, en medio de pago internacional.

Todo este caos se evita cuando se adopta una moneda internacional con las características que hemos explicado anteriormente. Su oferta está fija y si se aumentara, generando señoreaje, todos los países se beneficiarían de ese señoreaje en forma proporcional al tamaño de su comercio internacional. Además, dado que todas las tasas de cambio se ajustan automáticamente en cada transacción comercial que se realiza y  dado que ocurren en un solo mercado de divisas provisto por el BCI, el proceso de ajuste hacia las tasas de cambio de equilibrio es extraordinariamente acelerado en comparación con el actual basado en multiples mercados de divisas y donde cada mercado por separado decide cuándo y en qué magnitud modifica su tasa de cambio para que entonces los demás mercados reaccionen a su vez a dicho cambio y así sucesivamente.

Otra ventaja es que este sistema se puede implementar de forma paralela al actual sistema de comercio internacional basado en el dólar. Por ejemplo, si se comenzara estableciendo este sistema basado en una moneda internacional llamada peso internacional entre Argentina y Brasil nada más, todo el resto del comercio internacional podría continuar realizándose en el dólar como moneda internacional sin que se generase incompatibilidades. No solamente no se afectaría el comercio de los demás países entre si utilizando el dólar como medio de pago, sino que el propio comercio de Argentina o Brasil con el resto de los países del mundo podría continuar realizándose en dólares sin que se afectara el comercio entre Argentina y Brasil basado en el peso internacional que se establece. Más aún, este proceso podría continuar extendiéndose, es decir añadiéndose nuevos países al mercado común basado en el peso internacional sin que se afecte el comercio de esos países con el resto de los países basado en el dólar como medio de pago. Lo que ocurriría sería una transición paulatina donde la moneda fuerte (confiable a lo largo del tiempo, el peso internacional PI$) desplazaría al dólar US$ como medio de pago en el comercio internacional. Esta transición por ser paulatina evitaría una hiperinflación en Estados Unidos causada por los miles de millones de dólares que actualmente guardan los países como reservas bancarias para realizar los pagos de sus respectivos comercios internacionales.

Por último, otra ventaja que tiene este sistema monetario internacional es que se presta para ser mecanizado a través de la elaboración de algoritmos que puedan calcular el conjunto total de tasas de cambio de equilibrio que equilibren las balanzas comerciales de todos los países.

¿Por Qué el Comercio Internacional Genera Bienestar Económico y Riqueza en Los Países?

Análisis de la Evolución del Comercio Internacional a Partir de Las Teorías de Smith y Ricardo hasta Nuestros Días

Mientras más alta sea la productividad del trabajo de un país, mayor será el nivel de producción y consumo que puede generar y mayor su bienestar económico. Hay varios factores que afectan la productividad del trabajo de un país. Aparte de los adelantos tecnológicos y de los aumentos en el acervo de capital per cápita de los países, la otra variable que afecta la productividad del trabajo en los países es el grado en que, a través del comercio internacional se especialice el país en la producción de aquellos bienes donde tenga ventajas absolutas o comparativas. La historia evidencia lo poderosa que ha sido la variable del comercio internacional como determinante de la productividad del trabajo en los países. A lo largo de la historia se puede apreciar como el desarrollo del comercio internacional permitió el surgimiento de grandez potencias económicas. Grecia antigua, Fenicia y Cartago son ejemplos de potencias económicas del pasado basadas en el comercio internacional. Más recientemente Inglaterra y los países de Europa son también ejemplos. 

¿De dónde surge el aumento en la productividad del trabajo que genera el comercio entre los países? Los griegos, fenicios y cartagineses no lo sabían. Fueron los economistas ingleses Adams Smith (ventajas absolutas) y David Ricardo (ventajas comparativas) quienes lo descubrieron. Cuando los países comercian entre sí, logran aumentar su productividad del trabajo en cada país al permitir que cada país se especialice en la producción de aquellos bienes donde tienen ventajas absolutas o donde tienen ventajas comparativas. Cuando cada país se especializa en la producción de aquellos bienes donde la productividad del trabajo es mayor, estará concentrando su fuerza de trabajo donde es más productiva y, por consiguiente, aumenta la productividad del trabajo.

Como se puede apreciar, el aumento en la productividad del trabajo que se genera del comercio internacional es una productividad conjunta. Es la producción o productividad del trabajo que surge en cada país cuando comercia con el otro país. Esto quiere decir que, si cada país se dedicará a producir todos los bienes sin comercial entre sí, la suma de la producción de todos los países (producción conjunta) sería menor que la suma de la producción de todos los países cuando comercian entre sí y cada país se especializa en la producción de aquellos bienes donde tiene ventajas absolutas y/o comparativas. Ese aumento en la producción conjunta que surge de la especialización de cada país en la producción de aquellos bienes donde tiene ventajas absolutas o comparativas, es el que se habrá de repartir entre todos los países que comercian entre sí por medio de la determinación de las tasas de cambios entre las monedas de todos los países que comercian. Lo que le habrá de tocar a cada país de ese aumento en la producción conjunta, dependerá de múltiples factores, por ejemplo, el tamaño de cada economía de cada país, el tamaño de la ventaja absoluta o comparativa que tenga cada país, la demanda de cada bien en cada país, etc. Todos estos múltiples factores se reflejarán en la determinación de la tasa de cambio de la moneda de cada país con las monedas de los demás países. A través de la determinación de las tasas de cambio de la moneda de cada país con las monedas de los demás países, se determina a su vez lo que le habrá de tocar a ese país del aumento en la producción conjunta de todos los países que comercian entra sí. 

La Teoría de las Ventajas Absolutas 1779 de Smith y la teoría de las ventajas comparativas 1817 de Ricardo constituyeron dos pilares sobre los cuales explicar y justificar el comercio internacional. La aportación de Smith al campo de la teoría económica sobre el comercio internacional es evidente y relativamente fácil de visualizar a partir de la determinación de tasas de cambio fijas entre las monedas, no obstante, la aportación de Ricardo es más abstracta y difícil de visualizar a partir de tasas de cambio flotantes. Un país tiene ventajas absolutas en la producción de un bien cuando puede producirlo con menos unidades del factor trabajo. Smith nos dice que si cada país que comercia tiene ventajas absolutas en la producción de uno o más bienes y se especializan en la producción de dichos bienes e intercambia el excedente con los otros países, obtendrá un mayor nivel de producción y consumo como consecuencia del aumento en la productividad del trabajo que genera la concentración de la fuerza de trabajo donde es absolutamente más productiva. Pero Ricardo va más lejos cuando nos dice que, aunque un país tenga ventajas absolutas en la producción de múltiples bienes o, más aún en la producción de todos los bienes, obtendrá una mayor capacidad de producción y consumo que la planteada por Smith si se especializa en la producción de aquellos bienes donde su ventaja absoluta sea relativamente mayor (es decir, donde tiene ventaja comparativa) y deja a los demás países que se especialicen en aquellos bienes donde su ventaja absoluta sea relativamente menor (es decir, donde no tiene ventaja comparativa). 

En el caso de la teoría de las ventajas absolutas de Smith, el aumento en la productividad del trabajo de cada país surge como consecuencia de que cada país concentre su fuerza de trabajo en la producción de los bienes donde la productividad del trabajo es absolutamente mayor. En el caso de la teoría de las ventajas comparativas de Ricardo, el aumento en la productividad del trabajo de cada país surge como consecuencia de que cada país concentre más aún su fuerza de trabajo, no en el conjunto de bienes donde tenga ventajas absolutas, sino en el subconjunto más selecto aún de esos bienes donde sus ventajas absolutas sean relativamente mayor (ventajas comparativas) y le deje a el otro país la producción de los bienes donde sus ventajas absolutas sean relativamente menor (donde no tiene ventaja comparativa). Al concentrar su fuerza de trabajo en la producción de los bienes donde la productividad del trabajo es relativamente mayor, la productividad del trabajo aumenta más aún que en el caso de cuando concentra su fuerza de trabajo en la producción de bienes donde la productividad absoluta es mayor. Como se puede ver la aportación de Smith es extraordinaria, pero la de Ricardo es excepcional.

Pero hay otra razón por la que debemos esperar que los países aumenten la productividad del trabajo cuando comercian. Aunque Smith y Ricardo no lo dicen, resulta obvio que, según los países se especializan en la producción de los bienes donde tengan ventajas absolutas o comparativas, aumentará la escala de la producción de dichos bienes y con ello aumentará la productividad del trabajo como resultado de las economías a escala. 

La demostración de que las tasas de cambio flotantes tienden a generar tasas de cambio que equilibran las balanzas comerciales de los países fue una aportación de otro gran economista Ingles John Stuart Mill en su escrito “Ensayos Sobre Algunas Cuestiones no Resueltas de Economía Política” 1844. 

Posteriormente Paul Krugman 1979 abundaría sobre el efecto de los gustos y preferencias de los consumidores y las economías a escala en la determinación del comercio internacional. 

Como hemos señalado, el comercio basado en las ventajas absolutas se genera cuando existen tasas de cambio fijas o más o menos fijas con una moneda fuerte y el oro o cuando existe una moneda común. Tanto en caso de Estados Unidos de 1944 a 1973 con tasas de cambio fijas o más o menos fijas de las monedas con el dólar y el oro, como en el caso de la Unión Europea después del establecimiento del euro en 2002 con una moneda en común, los países más desarrollados tienden a tener superávit permanente en sus balanzas comerciales y los menos desarrollados déficits permanentes. En el caso de Estados Unidos tuvo superávit permanente en su balanza comercial con el resto del mundo antes de 1973 y, en el caso de la Unión europea Alemania y Francia han tenido superávits permanentes con respecto a los países menos desarrollados de la Unión Europea (España, Portugal, Grecia e Italia) a partir del establecimiento de la moneda única, el euro, en 2002. Esto se debe a que, en el caso de Estados Unidos, tuvo ventajas absolutas en la producción de muchos bienes manufacturados y los países subdesarrollados tuvieron ventajas absolutas en la producción de pocos bienes, principalmente materias primas y productos agrícolas. En la medida que la suma de los valores de los bienes donde el país más desarrollado tiene ventajas absolutas sea mayor que la suma del valor de los bienes donde el país menos desarrollado tenga ventajas absolutas, en esa medida el país más desarrollado acumulará un superávit en su balanza comercial y el menos desarrollado acumulará un déficit en su balanza comercial. En consecuencia, las exportaciones de Estados Unidos hacia muchos países fueron mayores que las importaciones. En el caso de la Unión Europea, los superávits en la balanza comercial de Alemania y Francia con respecto a España, Portugal, Grecia e Italia se deben a que tienen ventajas absolutas en la producción de muchos bienes y la suma del valor de dichos bienes donde tienen ventajas absolutas es mayor que la suma de los valores de los pocos bienes donde España, Portugal, Grecia o Italia tiene ventajas absolutas. 

A partir de 1973 cuando se elimina el sistema de Bretton Woods y cuando se empiezan a establecer tasas de cambio flotantes de las monedas de los países con el dólar, la productividad del trabajo en Estados Unidos y los demás países con los cuales comercia aumentó al ocurrir la especialización de los países en la producción de bienes donde tienen ventajas comparativas y el comercio de Estados Unidos se expande del 5% de su PIB al 13% de su PIB. A partir de 1973 su balanza comercial se ha mantenido en déficit a lo largo de los años debido a la tendencia de los países a mantener sus monedas devaluadas con respecto al dólar para mantener un superávit en sus balanzas comerciales. Pero Estados Unidos no se perjudica porque la confianza de los demás países en el dólar es grande y eso le permite mantenerse en déficit por tiempo indefinido, hasta que la deuda crezca a un nivel insostenible y el sistema colapse generando una hiperinflación en Estados Unidos.  En consecuencia, mientras ese colapso no ocurra la aplicación de esta política de tasas de cambio flexibles a partir de 1976 cuando se establecen tasas de cambio flotantes de las monedas de los países con el dólar y el euro es lo que ha hecho posible el comercio internacional basado en las ventajas comparativas de David Ricardo. Como hemos señalado el comercio internacional basado en las ventajas comparativas genera un aumento en la productividad del trabajo mayor que el basado en las ventajas absolutas. Esto ha hecho posible que México, Correa del Sur, China y múltiples países subdesarrollados produzcan automóviles, enseres domésticos y equipos electrónicos. Es este grado de especialización de los países en la producción de los bienes donde se tiene ventajas comparativas en lugar de ventajas absolutas lo que ha elevado la productividad del trabajo en todos los países que comercian entre sí a niveles nunca antes alcanzados. 

A pesar de lo dicho anteriormente, la Unión Europea establece un comercio entre los países que componen la unión basada en las ventajas absolutas debido a que mantiene el arcaísmo de una moneda única, el euro que permite que sus países más desarrollados (Alemania y Francia) generen un superávit permanente con respecto a los menos desarrollados (España, Portugal, Grecia e Italia) y estos últimos un déficit permanente con respecto a los primeros. No obstante, la confianza de los demás países en el euro como moneda fuerte le ha permitido a la Unión Europea un comercio internacional basado en las ventajas comparativas y en donde cobra señoreaje a los demás países por proveerle liquidez al comercio internacional, igual que Estados Unidos.

Si queremos mantener un comercio internacional basado en las ventajas comparativas que se mantenga en equilibrio a lo largo del tiempo sin colapsar, hay que crear un sistema de tasas de cambio flexibles que garantice tasas de cambio de equilibrio en el largo plazo. La forma de hacerlo es la que explicamos al comienzo de este artículo. Sería bueno que esa iniciativa ocurriera en Argentina y Brasil difundiéndose hasta Estados Unidos y Canadá.